sábado, 17 de noviembre de 2012

Todos entran en tu vida por una razón, unos para hacerte crecer, otros para intentar derrumbarte. Pero al final, todo construye quien eres hoy

Solemos confiar en la gente al cabo de poco tiempo, pero ¿sabéis por qué? Porque aun no nos han defraudado, aun no nos han hecho daño, aun no nos han demostrado nada para que no los tengamos en nuestras vidas, porque aun no nos han hecho sufrir. Pero a medida que va pasando el tiempo, te vas dando cuenta de que algunas personas que habían entrado en tu vida, no merecen estar allí. Porque al principio todo es perfecto, pero más tarde cuando vas conocido a esa persona y te das cuenta de cómo es de verdad.
En nuestras vidas, hay muchos tipos de personas. Están esas personas que te hacen madurar, que te hacen ver la vida como realmente es y no como realmente quieres oír que sea. Están esas personas que, por unos motivos u otros, no te dejan tirar adelante, que intentan derrumbarte en tus mayores esfuerzos. Pero lo que realmente no saben ellos, es que tanto unos como otros te hacen ser quien eres hoy, te han hecho ser persona. Unos te han ayudado a ver tus logros, tus metas, tus sueños y a vivir la vida. En cambio, otros te han ayudado a ser fuerte, a no tropezarte con la misma piedra (aunque antes o después siempre caemos más de dos veces sobre el mismo lugar). Gracias a ellos hoy somos quienes somos y no quienes realmente quieren que seamos. 
Todos entran en tu vida por una razón, unos para hacerte crecer, otros para intentar derrumbarte. Pero al final, todo construye quien eres hoy.